martes, 21 de enero de 2014

El bodegón.

El bodegón que cuenta es el que está adaptado al tiempo que estamos viviendo. Aquel que recoge las características de nuestro entorno. Existe en la actualidad un gusto por lo residual y lo marginal, por los despojos. Se proyecta bien el simbolismo de lo erótico, la identidad atemorizada.

Se prefiere la imagen en si misma más que el objeto del bodegón, porque el objeto que aparece se desactiva con su interpretación artística.

Gusto por lo objetual. Esas cosas que nos son familiares y que están cerca se representan como un enigma.

Manuel Vilariño

El artista Manuel Vilariño lo lleva a cabo en su obra. Habla de la fugacidad, de la tragedia que precede a la belleza.

La pintura holandesa, por ejemplo, está orientada a la felicidad, por eso realizan esos bodegones tan preciosistas. Ahora todo ese se ha pervertido y se ha abierto a lo autobiográfico y lo débil: el abandono, lo precario, lo insuficiente.


Pintura holandesa

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